Bibliotecas en los márgenes 02

Inicio > Blog Bibliotecas y archivos > Bibliotecas en los márgenes 02

Bibliotecas en los márgenes

02. Una cuestión de diseño


Estar en los márgenes es formar parte del todo pero fuera del cuerpo principal.

bell hooks. En Feminist Theory: from Margin to Centre, 1984.

Parece que en nuestros esquemas mentales, los márgenes, sean del tipo que sean, mantienen la posición y cumplen la función que desempeñan en una página impresa.

En ese contexto, se trata de una cuestión básica de diseño editorial: un margen es el espacio vacío que rodea un determinado bloque de texto (o una ilustración — lo cual, en términos de contenidos, es equivalente). Su función es resaltar dicho texto, darle sentido como "lo importante" en la hoja, equilibrarlo.

El texto obedece a unas reglas (generalmente rígidas) de composición, organización, estructuración y distancia que dejan de valer fuera de ese "bloque": los renglones, por ejemplo, no existen en los márgenes, pues allí, en el espacio vacío, no hay nada que organizar, nada que reglamentar…

En líneas generales, se considera que cuanto más amplio sea el margen, más "respira" el texto y más elegante resulta la publicación. Cuanto más vacío haya, más sobresale lo escrito.

[Aunque los libros más útiles y funcionales son los que apenas tienen margen. Y la mayoría de los libros ilustrados no los tienen en absoluto].

Ocurre que, ignorando los deseos de diseñadores, editores e impresores, los márgenes suelen cumplir otras funciones bien diferentes.

***

Desentendiéndose de la rígida estructura lineal y monolítica del texto impreso en bloque, el margen, con toda su vacuidad, da espacio para el comentario, la glosa, la nota y el agregado, y permite la aclaración, la definición y la protesta.

Los antiguos creadores y diseñadores de libros solían aprovechar los márgenes para incluir títulos, comentarios o algunas definiciones, una tradición vieja que ya parece haber desaparecido de la industria editorial. Sea como sea, desde siempre los márgenes han sido los espacios en donde se apuntan opiniones sobre el texto principal. Es en donde queda registrado el contra-discurso: lo que no dicen los renglones aparece allí. En ese espacio "en blanco" están las marcas de corrección, los monigotes burlescos, las reacciones crudas entre grandes signos de admiración, los mil y un colores de lápiz y de tinta, las referencias a otros trabajos que desafían determinada afirmación…

Allí se desarrolla —o, al menos, existe la posibilidad de que se desarrolle— lo verdaderamente interesante: el intercambio, el pensamiento, la reflexión… En su versatilidad, los márgenes siempre han desafiado el intento desesperado de la palabra escrita por fijar para siempre, de manera inamovible, una opinión.

Paradójicamente, cuanto más amplio sea el margen —y, en consecuencia, cuanto más elegante y respetable sea el texto—, más espacio hay para la crítica y la observación, e incluso para el chascarrillo, la chanza o la simple y llana rebelión.

El margen se convierte así es un espacio de libertad, vacío solo en apariencia: en él se concentran las potencialidades, las posibilidades. En el margen puede ocurrir cualquier cosa: esta más allá de todo lo que representa el texto impreso. Al estar en blanco, puede ser ocupado y, al no contar con reglas, ofrece espacio para cualquier propuesta.

Visto desde semejante perspectiva, se abren muchas líneas y posibilidades de análisis simbólico: los márgenes y las "periferias" como espacios forzadamente vacíos, pensados para dar significado y sentido a los "centros", pero en donde terminan desarrollándose los comentarios y las críticas, a veces con contenidos mucho más valiosos que lo que se presenta como elemento principal. Los márgenes como sitios en donde las reglas centrales no aplican necesariamente. Los márgenes, en definitiva, como un espacio que se rebela ante el vacío que se ha planificado para él y ante su función original y se convierte en un punto de debate vivo y de construcción crítica.

O de burla y escarnio, simplemente.

***

Asumiendo el símil editorial, podría decirse que el texto impreso es el equivalente del discurso oficial, hegemónico, académico: fijo, estático en sus normas, con su tipografía constante, sus renglones rígidos y sus espacios equilibrados. Es el discurso social que nos modela, que nos dice qué es "lo correcto" y señala claramente cuáles son los límites de los cuales no podemos salir.

Más allá están los márgenes.

Y en esos márgenes están (aunque no siempre) las anotaciones. La voz de los márgenes. Lo que cuentan esos espacios que no quedaron vacíos, que no están en blanco.

Esas marcas son llamadas, clásicamente, marginalia (o scholia), e incluyen apuntes, glosas, notas, críticas, garabatos, dibujos, correcciones y otros elementos. En ocasiones, esas marginalia han dado acceso a otros textos, algunos de ellos perseguidos, censurados y destruidos, y han abierto puertas a otros saberes. Podría decirse que han servido para mejorar, en líneas muy generales, la comprensión del texto.

[O la experiencia de su lectura, especialmente en el caso de contenidos sumamente aburridos].

La tradición de las marginalia tuvo un declive después de la invención de la imprenta, aunque su uso se prolongó hasta bien entrado el siglo XX, especialmente en letra impresa. En la actualidad, algunos modelos de libro electrónico han sido diseñados para permitir anotaciones al margen. Se han realizado algunas investigaciones sobre el valor de las "notas al margen" como síntesis crítica de conocimientos, académicos o no...

...y se han estudiado tales notas en autores como Poe o Coleridge. De hecho, algunas de esas marginalia famosas se han recogido y se han publicado como libros, adaptando esos contenidos antaño libres a las rígidas normas del texto impreso. La voz de los márgenes se ha convertido así en hegemónica y ha llegado a todos lados como la nueva normativa. Pero, en el proceso, ha perdido su libertad, su frescura y, en no pocos casos, su valor.

***

Consciente del poder de los márgenes, el "centro" ha calificado todo lo que lo habita como "marginal". Una etiqueta con connotaciones de algo impropio, incorrecto, que no se ajusta a las normas, que queda fuera de los límites. Algo que no tiene el suficiente valor, continuando con el símil editorial, como para haber sido incluido en el bloque impreso.

Aunque su valor resida, precisamente, en haber quedado fuera de él, libre de todo.

 

Acerca de la entrada

Texto: Edgardo Civallero.

Fecha de publicación: 30.01.2023.

Foto: "Marginalia". En Akantilado [enlace].

Sé que pueden quemar libros, arrasar bibliotecas, prohibir lenguas, desterrar creencias, borrar pasados, dibujar presentes, ordenar futuros, torturar y ejecutar personas. Pero también sé que aún no han descubierto como matar el cuerpo intangible y luminoso de una idea, de un sueño o de una esperanza (E. Civallero. Cabecera del blog Bitácora de un bibliotecario entre 2004 y 2014).

© Edgardo Civallero | Copyright y condiciones | CC by-nc-nd