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Los tejedores de memorias (06)

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Los tejedores de memorias (06)

IV. Archivística crítica. Buscando nuevos patrones (A)

 

[Esta entrada es la sexta de una serie en la que compartiré un texto titulado Los tejedores de memorias, el cual produje como trabajo final de mi maestría en Archivística Histórica y Memoria en la Pontifica Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia). Todas las entradas pueden verse aquí, mientras que el texto original, completo con citas y notas, puede descargarse aquí].

 

Abigail De Kosnik, doctora en estudios literarios comparativos y profesora de nuevos medios en la Universidad de Berkeley, abre su libro Rogue Archives: Digital Cultural Memory and Media Fandom (2016) con una frase polémica que es toda una declaración de intenciones: "Memory has gone rogue".

En castellano, la expresión resulta difícil de traducir. Lo más cercano sería "la memoria se ha rebelado".

La memoria pública y colectiva fue, hasta finales del siglo XX, una suerte de propiedad del Estado: fue sistemáticamente apropiada, fijada a soportes físicos, burocratizada, almacenada, controlada, censurada y manipulada por instituciones oficiales de gestión de conocimiento y memoria. Desempeñándose en esos papeles, tales instituciones — incluyendo bibliotecas, archivos y museos— fueron (y, en ocasiones, continúan siendo) espacios colonizados a la vez que colonizadores. Han funcionado como instrumentos de implantación de visiones y discursos dominantes, esenciales en la construcción de ideologías de nación y sociedad, y en la generación y mantenimiento de determinadas epistemes. Incluyendo la científico-académica.

Con el surgimiento de Internet y sus medios, canales y estructuras asociadas, el esquema de poder sobre el conocimiento y la memoria cambió radicalmente. Los lazos que unían la memoria colectiva al Estado se deshicieron, y surgieron otros vínculos con nuevos gestores, y con otros intereses, perspectivas y visiones.

Aparecieron así archiveros sin formación alguna en archivística y archivos que desafiaban todas las definiciones tradicionales; algo similar ocurrió con bibliotecas y museos, y con otros muchos espacios similares de gestión de saberes e historias. A esta línea de pensamiento y acción adhirieron aficionados, fanes, piratas y voluntarios: lo que De Kosnik llama rogue memory workers o "trabajadores de la memoria rebeldes".

De su mano cambiaron las políticas de acceso, las prioridades, las estructuras, los valores incluso. Cambió todo. Y nació, entre otras cosas, la archivística rogue.

De Kosnik toma el vocablo rogue del título de la versión inglesa de un trabajo de Jacques Derrida, en el cual el autor francés señala:

La democracia, el paso a la democracia, la democratización, siempre se habrán asociado con la licencia, con tomarse demasiadas libertades, con la disolución del libertino, con el liberalismo, de hecho con la perversión y la delincuencia, con la prevaricación, con no vivir de acuerdo con la ley, con la noción de que "todo está permitido", de que "todo vale".

La idea de rogue, de voyou, de rebelde, queda asociada entonces a la subversión del orden establecido / impuesto, a la superación de límites y barreras, y a la búsqueda de otros caminos, en general ubicados en los márgenes, en las periferias o por debajo de las corrientes hegemónicas.

En el área de la gestión de conocimiento y memoria, tal visión subyace tanto a la archivística más crítica como a ciertas corrientes de la bibliotecología (como, por ejemplo, la radical librarianship y la progressive librarianship) y de la museología. Los rogue memory workers desafían las rígidas ideas, convenciones, normativas y líneas de trabajo de esas disciplinas y buscan abordar su trabajo desde posiciones más críticas, abiertas y plurales: desde lo queer a lo decolonial, pasando por lo underground, e incluyendo los reclamos de los movimientos sociales y ambientales contemporáneos, las luchas de los grupos "subalternos" y los estudios transdisciplinares, entre otros.

En el campo de la archivística, la corriente rogue comenzó por explorar el potencial de las tecnologías digitales para "democratizar" la memoria colectiva. De esa forma se construyeron repositorios virtuales que resultan accesibles para todos de forma constante, libre y gratuita. Dado que dichos espacios no responden a intereses hegemónicos sino, bien por el contrario, a otras visiones, suelen conservar y visibilizar fragmentos específicos de memoria —documentos pertenecientes a "subculturas" o a grupos "minoritarios", por ejemplo— o enormes cantidades de información hasta el momento invisible: es decir, conocimiento consistentemente excluido o ignorado por las instituciones de memoria tradicionales.

El "escándalo" que genera este tipo de acciones en el ámbito de la archivística tradicional se debe a que los archivos han sido desplazados desde una zona de "exclusividad" a una de "comunidad". En lugar de ser espacios cerrados sobre los que se mantiene control, regidos por reglas y normas estrictas, con acceso limitado y un relato firmemente escrito de antemano, el archivo se convierte en un information commons: un sistema de información que existe para generar, conservar y divulgar información, con una estructura compartida que permite que cualquier pueda participar en los procesos de recolección, producción e investigación.

Desde esa perspectiva de la archivística rogue, el conocimiento y la memoria conservados en un archivo comienzan a entenderse y a utilizarse como lo que verdaderamente son: bienes de todos y para todos. Las voces eternamente silenciadas pueden volver a escucharse, las alteridades resurgen, las miradas plurales son aceptadas, los relatos y discursos divergentes resuenan.

Este tipo de acciones, de acuerdo con la visión de Derrida, son las que pueden impulsar transformaciones serias y consistentes, tanto sociales como culturales. E incluso políticas. Pues los rebeldes, al superar las trabas impuestas por los sistemas hegemónicos y deshacerse de buena parte de sus lazos, tienen la capacidad de producir cambios en muchos sentidos.

Gracias a ellos, como queda visto, la memoria colectiva ha logrado escapar de un uso monopólico, sesgado y dominante por parte del Estado.

Aunque ese no es el único sentido en el que la memoria se ha vuelto rebelde.

 

[Continuará...].

 

Acerca de la entrada

Texto: Edgardo Civallero.

Fecha de publicación: 04.06.2024.

Foto: "Oaxaca weaver shares the beauty...". En Texas Standard [Enlace].