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Los tejedores de memorias (y 10)

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Los tejedores de memorias (y 10)

VI. Resultados. Pequeños tejidos

 

[Esta entrada es la décima y última de una serie en la que compartiré un texto titulado Los tejedores de memorias, el cual produje como trabajo final de mi maestría en Archivística Histórica y Memoria en la Pontifica Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia). Todas las entradas pueden verse aquí, mientras que el texto original, completo con citas y notas, puede descargarse aquí].

 

De los resultados desarrollados sobre documentos del área de Biblioteca, Archivo & Museo de la Fundación Charles Darwin en las islas Galápagos pueden extraerse una serie de conclusiones que, a efectos de presentación de resultados, se estructuran a continuación como un decálogo de recomendaciones.

 

(1) Superar los límites (auto)impuestos

Entender el archivo como un espacio distinto o, cuando menos, más amplio que lo que plantea su limitada definición estándar (generalmente plagada de estereotipos) se constituye en un primer paso, esencial a la hora de entender cualquier institución de gestión de conocimiento y memoria en general, y los archivos de ciencias naturales en particular. El archivo no es un espacio solo "para historiadores", ni uno cerrado y pasivo, ni uno de retrospección y silencio. Al menos, no debería serlo necesariamente.

 

(2) Buscar (o crear) una voz propia

Una vez los estereotipos y límites queden atrás, resulta preciso buscar un proyecto propio para el archivo: una iniciativa individual e independiente, una forma de pensar y actuar (y reflexionar, y criticar) que caractericen al espacio y lo vinculen tanto a su colección como a su comunidad.

 

(3) Tener siempre sobre la mesa la opción de "tejer memorias"

Si bien hay muchos caminos potenciales para el pensamiento y la acción desde un archivo, la opción de tejer memorias debería estar siempre sobre la mesa. Ese proceso implica una relación muy especial y particular con los documentos gestionados, y abre numerosas oportunidades de discusión y reflexión.

 

(4) Incluir las perspectivas rogue

Sumar visiones rebeldes, críticas y creativas al trabajo de un archivo resulta en un saludable y siempre bienvenido soplo de aire fresco. Esas perspectivas (que pueden incluirse como marco teórico, insumos metodológicos, etc.) ayudan a transformar los espacios de manejo de saberes y recuerdos en potenciales lugares de creación, de subversión y de cambio.

 

(5) Abrir las puertas a otras epistemes y discurso

Es necesario reconocer la existencia de un conocimiento nuclear (hegemónico, dominante) y un conocimiento periférico (alternativo, subalterno), y analizar los motivos que subyacen a esas estructuras y a esas cadenas de decisiones. Visibilizar esas jerarquías y brechas permite abrir puertas y posibilidades para los saberes y narrativas "otras".

 

(6) Evitar la fragmentación de la memoria

Urge reconocer la existencia de un proceso de fragmentación de patrimonio y memoria según tipos de soportes y características documentales, siguiendo los lineamientos de las distintas disciplinas del conocimiento y la memoria. Es preciso evitarlo o, al menos, generar enlaces que permiten que los materiales interactúen, dialoguen y cuenten sus historias.

 

(7) Manejar otros soportes

Si bien existen unos materiales que resultan dominantes en bibliotecas, archivos y museos (libros, fotos, audios), es preciso incluir otros, generalmente no considerados como tales.

 

(8) Manejar otros canales

Dentro del sistema hegemónico, el saber "autorizado" es producido a través de determinados métodos y distribuido mediante ciertos canales, generalmente académicos. Resulta aconsejable considerar la existencia de otros canales (por ejemplo, los orales y los performativos) como conductos válidos para la generación y transmisión de saberes y memorias y para la construcción de identidades e historias.

 

(9) Inspirar

El trabajo de los espacios de manejo de saberes y memoria, especialmente si se asume desde una perspectiva crítica, como un tejido de memorias, permite vislumbrar nuevos horizontes. Y debería perseguir un objetivo central en toda institución relacionada con la investigación y la construcción de historias y narrativas: inspirar. Esa inspiración implica no solo nuevas creaciones, sino revisiones de las antiguas, o transformaciones de procesos y productos abordándolos desde posiciones distintas a las ya asumidas.

 

(10) Replicar, compartir e interactuar

Al igual que los documentos que gestiona y las memorias que alberga, el archivo no es una entidad aislada: forma parte de un tejido mucho más grande. Interactuar con otros espacios, compartir lo hecho y lo descubierto (y los errores y caídas) y diseñar procesos que puedan ser replicados, son elementos a tener en cuenta a la hora de mantener un quehacer archivístico sostenible en el tiempo.

 

Las diez recomendaciones anteriores distan mucho de ser exhaustivas: de hecho, cada una de ellas podría dar lugar a una o varias investigaciones, tanto teóricas como aplicadas. Sin embargo, pretenden plantear un punto de inicio, al menos para aquellos archivos que, como el de las islas Galápagos, se han visto abocados al silencio y la pasividad.

Un punto de inicio desde el cual pensarse de forma distinta y buscar otros senderos desde los que se construyan miradas e historias diferentes.

 

Acerca de la entrada

Texto: Edgardo Civallero.

Fecha de publicación: 03.07.2024.

Foto: "What is the cultural significance of First nations weavings?". En SBS [Enlace].